Dormía tranquilamente esa noche, junto a mi esposa. En el dormitorio del lado dormía mi hija menor que hacía un par de días habia llegado de Rancagua, retornando a Villa Alemana, en la Región Quinta. Debo aclarar que Rancagua está en la Sexta Región de Chile, más al sur y donde el terremoto fue bastante más violento y destructor.
De pronto despertamos con un fuerte ruido, la casa comenzó a moverse, cada vez
más y más. Grito para ir hacia la puerta que da al patio y corro a abrir la puerta. Llego allá y llega mi señora, la hija no aparecía. Ambos gritabamos que se apurara y
el terremoto aumentaba sin querer amainar. Aparece mi hija, que le costó reaccionar por la profundidad de su sueño. Las abracé a las dos en la puerta y gritaba inutilmente
que se calmara a la tierra, que aumentaba su enojo. Lo extraño era que no escuchaba gritos ni ví como partes de las panderetas del patio se caían. Así pasaron mas de 2 minutos, que fueron horas. La noche era hermosa, de verano del Chile central, llena de estrellas y con una luna grande y perfecta. Poco a poco los movimientos violentos se fueron calmando, como en suave pendiente. Miramos la casa, todo era desorden, un pesado piano antiguo, de varios centenares de kilos´, se había desplazado hacia la puerta, como si hubiese sido de cartón. Los muebles eran un caos, muchos adornos estaban en el suelo, la TV del dormitorio estaba en el piso, junto a un mueble alto lleno de libros. No se podía pasar, el suelo estaba con muchos vidrios rotos, de modo
que había que caminar con cuidado. Un penetrante olor a vinagre se sentía por todos lados. Era una botella de vinagre de manzana, regalo de una familiar de Chiloe que yacía en el suelo. rota y con el fluido desparramado en la cocina. Ese olor a vinagre sureño nos acompaño porfiadamente por varios días. Nos abrigamos con lo que estaba
a mano, salimos al patio, grito a una vecina que vive sola, sale y estaba bién, le ofrezco que se venga a mi casa, lo que rechaza. Ella soportó el terremoto del 60 en Valdivia, que dicen fué el más fuerte registrado en la historia. Pasamos un par de horas en el patio, sufriendo réplicas tras réplicas, cada una como un temblor fuerte o un terremoto suave. A pesar de que ya he vivido como 4 terremotos, no puedo negar que mi corazón latía con mas fuerza y frecuencia que lo normal.. Tan largo y tan fuerte. Ya no había electricidad ni teléfono. Encendí mi radio portátil y ninguna radio chilena podía sintonizar. Un par de radios argentinas, que hablaban de futbol,
comienzan a informar de un fuerte sismo en su territorio. Mi hija, cansada, se acuesta en el living, tapándose con un plumón, Con mi esposa nos acostamos, decididos a no hacerle caso a las réplicas. Casi dormidos, llega un nuevo temblor, violento y ruidoso. Ya estaba claro, eran las 6,30 de la mañana. El sueño y el cansancio se
marcharon a otra parte y decido levantarme y comenzar el trabajo de ordenar el producto del baile enloquecido del planeta, que tanto castigó a nuestro querido país. Me visto un poco más y lo que ví en el patio lo cuento en el segundo capítulo.
Alfonso
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment